lunes, 13 de julio de 2009

Sabbat



Y entre mas recitabas, más mortíferas se hacían tus palabras para mi deseo.
Un deseo mudo que me ahogaba y que entre cada mirada se aumentaba.

El movimiento de tus labios en la noche amparada en tu voz de melodía, de miel, de fantasía, era cada vez mas enfocado, el tiempo se tomo un descanso para dejarme admirarte en cada vocablo.

5 o quizá 7 minutos de adrenalina corrían por todo mi cuerpo, mi alma, mi ser.
Y así como Ronsard para la sociedad, tu tenebroso veneno semejante a cicuta eres tu, en mi sangre, tu que en medio de tan sublimes palabras invocabas a mi deseo salir de su leteo y me incitabas a ser nuits de tu paladar, en el sabbat de aquella noche.

Pero así como mi deseo se desbordaba, los helmintos de mi co-razón, con gran megera atacaban al deseo con fin de destruirlo; mas sin embargo, no lo lograron, este aun corre por mis venas en forma de licor.

Lastimosamente a menos que seas un Obi que me lleve al Leucato, no dejaras de ser Endimión al que yo Febea sumerjo cada noche en un sueño profundo a fin de dejar salir en pequeñas pero relajantes dosis, esta cicuta que inyectaste en este necio cuerpo.

miércoles, 8 de julio de 2009

Pensamientos nómadas.


¿Será que acaso estoy muerta? No sé, es que esos bichos de aguja no me muerden, no me secan y si se acercan se mueren y si no están me siento muerta.

Si no me baño, ellos llegan, pero si me baño, ni se ven pasar y su ausencia me hace mal, me es fatal.

¡Ha! Son estas manos inquietas que asesinan a su presencia, con el radar de esta escucha, que su aleteo alerta.

Quiero ser víctima masoquista de estos bichos, ser fuente de su vida, saciar su sed de sus papilas y menú de su paladar.

Me gustan lo acepto, pero bien lejos, son zancudos inquietos, pensamientos nómadas, que me hacen sentir muerta en la ausencia de su mordida.


Efímero


Y de reojo mi mirada quedo atrapada en el color manzana de sus labios, esos labios que se refrescaban del mismo soplo que golpeaba mi cara, su aliento, esa fragancia cálida que para mi corazón y los poros de cada trozo de mi piel, eran una corriente que aun repercuten en el recuerdo.


La noche nos abrigaba, el tiempo nos acosaba y el beso pedía ser eterno.

Luego nos miramos en un profundo parpadeo, que me inundaba en el placer de volver a tener su soplo en mi cara, sus besos en mis labios y mis ojos en el color manzana de esos, que no dejan de parar mi corazón y enloquecer mi razón.

martes, 7 de julio de 2009

Cicuta


El encanto de tu pérfido veneno

Tus dulces palabras en el paladar de mi escucha,
ha tocado en esta bruna noche mis pensamientos,
que se saborean en tu nombre.

Y sentir el latir de mi corazón a punto de salir,
me sobresalta en la tentación.

Saber q en horas podría estar en tu mágica presencia,
en tu mirada y por que no en tus labios,
me trastorna los sentidos.

Saber que el fuego quema y querer vivir en el infierno teniendo el cielo, ese es el karma de haberte conocido.