miércoles, 8 de julio de 2009

Efímero


Y de reojo mi mirada quedo atrapada en el color manzana de sus labios, esos labios que se refrescaban del mismo soplo que golpeaba mi cara, su aliento, esa fragancia cálida que para mi corazón y los poros de cada trozo de mi piel, eran una corriente que aun repercuten en el recuerdo.


La noche nos abrigaba, el tiempo nos acosaba y el beso pedía ser eterno.

Luego nos miramos en un profundo parpadeo, que me inundaba en el placer de volver a tener su soplo en mi cara, sus besos en mis labios y mis ojos en el color manzana de esos, que no dejan de parar mi corazón y enloquecer mi razón.

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