El cimbrear de la araña reprime mi mandíbula, quiero arrancar con los dientes el hilo que refleja las flores marchitas que enamoran el súbdito deseo, un placer carnal. Ser la mosca atrapada en las telarañas, ser el alimento del selacio que copula el hambre de aquel arácnido y la linfa que recorra su interior.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario