Mi alma destiñe suspiros con tus palabras, que recorren mi cuerpo en forma de deseo, de un licor incontrolable.
Miro al cielo y veo a la luna que me sonríe y en cuestión de milésimas, nuestras almas viajan y se encuentran en esta cómplice quilla.
Nunca el cielo me llamo tanto para buscar en él la luna, para buscarte y encontrarte tan cerca a pesar de la distancia.
Y como plomo cae mi cuerpo en las nubes de la noche para contemplarte siempre tan brillante, limpio, hermoso...
Es un espejismo que el tiempo hará realidad, perderme en el tallo de tu cuerpo, en los pétalos de tus labios, en las raíces de tu cabello, en el aroma de tu perfume, en cada poro de ti.
Cuantos no miran a la luna pensando que un ser amado también la contempla en ese mismo instante, para mí se ha convertido en un vicio mirarla.
ResponderEliminarMuy buen escrito.
Te mando un gran saludo.